miércoles, 21 de febrero de 2024

Harakiri (1962)

Director: Masaki Kobayashi
País: Japón

Ciertamente esta absoluta obra maestra de Kobayashi no solamente ilustra el ritual suicida samurai del Harakiri sino también ahonda en la condición humana y los conflictos que aquejan al hombre y a la sociedad desde tiempos inmemoriales tales como la guerra, la ambición, la pobreza, la soledad, la enfermedad, la corrupción o la violencia.

Contada en dos tiempos, el ritmo de la película es alucinante, la voz solemne del actor Tatsuya Nakadai, quien interpreta al viejo espadachin Tsugumu Hanshirō, y sus ojos llenos de expresividad transmiten la desgracia de una familia empobrecida y condenada a la tragedia en un Japón feudal y en tiempos de paz.

Es por esta razón, que el joven samurai Chijiiwa Motome decide acudir a uno de los clanes para ejecutar el ritual del Harakiri y morir como un guerrero en lugar de vivir una vida miserable y deshonrada, sin embargo, el joven Chijiiwa pide de último momento dos días al clan para ejecutar el ritual pero estos lo rechazan obligándolo a morir.

Por otro lado, la fotografía en blanco y negro es impresionante tanto en exteriores como en interiores manejando las sombras, la luz artificial y la luz natural con maestría. La dirección de cámara de Kobayashi se mantiene clásica con tomas estaticas, paneos suaves, primeros planos siempre puntuales y zooms lentos, estos aspectos con la cámara contribuyen a la tensión que se mantiene a lo largo de la película sin que esta decaiga en algún momento.

Kobayashi no titubea en plasmar la injusticia de la vida, el fracaso, la desgracia y la muerte de forma cruda, sin artilugios ni envolturas de ningún tipo, además de mostrar violencia cuando es necesario, despojando así a los personajes de cualquier forma de esperanza y llevándolos a confrontar su suerte.

Al respecto, en Harakiri, los personajes están subordinados al destino puesto que un Samurai depende de la guerra pero al haber tiempos de paz este queda en manos de los señores feudales que no están dispuestos a emplearlos, es decir, los poderes facticos son la maquinaria detrás de la vida de las personas.

Igualmente, la historia está llena de paradojas y contradicciones por parte del clan, para ilustrar, al samurai Chijiiwa se le exige que cumpla con su palabra una vez que solicita el Harakiri pero estos están dispuestos a encubrir los hechos que se desencadenarán cuando el honor del clan y de sus espadachines se vea comprometido.

Así entonces, el samurai Chijiiwa que ha llevado a cabo el Harakiri con una espada de bambú y ha sido víctima de burlas por este hecho resulta tener más integridad que un clan corrompido por la mentira, estas verdades son expuestas por Hanshirō causando descontento lo que deriva en un duelo entre Hanshirō y los espadachines del clan. Imprescindible película del cine japonés y sin temor a equivocarme una de las más grandes películas del género de samurais.

"Es extraño como el mal persigue la
desgracia" - Tsugumu Hanshirō
 
 

 

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