Dichos bombardeos fueron la base para reconstruir y armar la hipótesis del ataque nuclear al Reino Unido. Además también se ha contado con información provista por un panel de expertos en defensa, estrategas, médicos y un biofísico que ciertamente han examinado las consecuencias del ataque en la sociedad británica de los años 60.
Pero como ya se ha dicho, todo lo presentado en el documental se ha experimentado de primera mano por japoneses y alemanes y tomando en cuenta eso el documental resulta terrorífico, sobretodo cuando se ve el poder de destrucción de la bomba en los niños que nada tienen que ver con las decisiones políticas de las altas esferas en donde los grandes intereses económicos se ponen en juego.
El director va intercalando habilmente la dramatización con entrevistas a personas de a pie a las que les pregunta acerca de las consecuencias que podrían tener algunos elementos radioactivos en las personas o que piensan acerca de los temas relacionados a la guerra. Mientras tanto se van mostrando las etapas por las que pasaría la Gran Bretaña, la evacuacion, la preparación ante el ataque y la parte más aterradora: el ataque y su poder destructivo.
Es aquí cuando se entiende el porqué fue un trabajo enlatado por la propia BBC ya que las imágenes del ataque son realmente perturbadoras y dado que tan solo unos años antes el mundo estaba al borde del abismo debido a la Crisis de los Misiles en Cuba (1962) y sumado a las heridas recientes del trauma dejado por el Blitzkrieg, la BCC decidió que no le causaría alguna gracia al publico ver el drama de una guerra nuclear.
Es de destacar el trabajo de fotografía en un hermoso monocromático, el uso de la cámara en mano, planos secuencia y el truco de la luz en negativo para representar el impacto atómico el cuál es capaz de destruir el ojo humano debido al calor o de dejar ciego a cualquiera que esté expuesto al estallido (la luz de la bomba es más potente que la luz del sol mismo a mediodía)
Y es precisamente por datos como estos que el documental se empieza a volver terrorífico y visceral mostrando el horror de las secuelas tanto físicas, morales y psicológicas entre los sobrevivientes. Ante tal escenario la pregunta es ¿Qué es mejor? ¿Morir en el ataque nuclear o sobrevivir y vivir un infierno en vida?
Sin duda alguna, este documental es de una brutal crudeza pues también se muestra el caos y el vacío que queda en una sociedad prácticamente desarticulada en todas sus fibras por el ataque nuclear, sin raciones de comida, sin medicinas suficientes, sin un lugar donde dormir y con el trauma psico-emocional encima el caos es la única salida. Para finalizar, los ingleses tratan el tema con seriedad y le dan el respeto que se merece, dejando de lado cualquier aproximación grandilocuente, victimista o heroica y utilizan las conclusiones del documental para advertir que la potencia destructiva de las bombas ha aumentado al igual que los poseedores de estas.
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