Director: Pier Paolo Pasolini
País: Italia
Hacia
el final de este filme, estoy casi seguro que más de uno cruzó los
dedos para que Pasolini hubiera rodado un "final feliz", sin embargo, al
recordar que se trataba del mismo Pasolini, sabían de antemano que el
final sería duro. Mamma Roma, interpretada por la increíble Anna
Magnani, es la historia de una ex-prostituta, convertida ahora en
vendedora de frutas y en una mujer con aspiraciones y ambiciones para
ella y para su querido hijo Ettore, un chaval en busca de su identidad,
su sexualidad, sus deseos y su propio lugar en este mundo.
Pier Paolo, como en Accattone, vuelve a explorar el universo de los marginales, el de los olvidados, y pone nuevamente en cuestión el sistema económico y social en el que sus protagonistas han nacido y se han desarrollado. ¿Es que acaso estos desahuciados sociales hubieran sido personas de bien si hubiesen nacido con dinero o con oportunidades?
También, Pasolini invita al espectador a cuestionarse su propia existencia a través de preguntas formuladas por Mamma Roma, que si bien son sencillas resultan importantes al momento de interpretar el filme, estas preguntas son tales como: ¿quién es el responsable de nuestras desgracias? o ¿hasta qué punto uno es el causante de su propio destino?
El comunismo y el catolicismo también están presentes y por supuesto, también son cuestionados. Mamma Roma quiere ver a Ettore feliz y triunfando en la vida, lo sobreprotege y no vislumbra a su hijo comulgando con ideas de comunistas adoctrinados, e incluso le previene de enrolarse en esos circulos. A pesar de estas precauciones, Ettore, un rebelde y desorientado adolescente, quiere valerse por si mismo aunque esto le lleve al desastre. Sumado a esto, el otrora "padrote" de Mamma Roma, Carmine (Franco Citti) aparece para cobrarle, no solo el dinero que le exige sino también su inocencia y su juventud perdidas a costa de ella.
La figura de Cristo está presente en la parte final del filme, ¿acaso Ettore es sacrificado para "lavar" los pecados de su madre? Pasolini evoca a su vez, el infierno de Dante y la Crucifixión para sellar el destino de Ettore y también responde a las preguntas antes formuladas por la misma Mamma Roma, eso si, abiertas a la libre interpretación del espectador.
En cuanto a la dirección, Pasolini nuevamente echa mano de la poesia, de la pintura y de la música para filmar lo que quiere transmitir, dejando claro que ser cineasta en su caso, no es mas que el resultado de ser y hacer otras cosas, y no al revés, ya que al no tener el veneno del cine, Pier Paolo filma con el instinto, con la mente del poeta y del intelectual que era: primeros planos, tomas fijas y planos secuencia, en los que se encuentra un bellísimo plano de más de cinco minutos de duración sin cortes en donde Anna Magnani suelta un monólogo con las luces de la ciudad de fondo o planos a lo chiaroscuro que van componiendo la obra como si se tratara de una pintura barroca.
Al respecto, Pasolini se mueve en áreas no solo del neorrealismo italiano, sino también del cine trascendental y del "slow cinema" para narrar la historia a través de escenas cotidianas, personas que caminan en lugares desolados, deshuesaderos o campos de tierra, sin cortes ni coberturas, esto le da al filme un aspecto contemplativo y reflexivo.
Finalmente, Pasolini escoge piezas barrocas de Vivaldi para acompañar la cinta, esto, desde mi punto de vista, no es coincidencia, y si una clara influencia de Bresson. Así pues, Pasolini ha labrado el camino para su siguiente filme: El Evangelio Según San Mateo, en donde se consolidaría como uno de los grandes maestros del cine de todos los tiempos.
Pier Paolo, como en Accattone, vuelve a explorar el universo de los marginales, el de los olvidados, y pone nuevamente en cuestión el sistema económico y social en el que sus protagonistas han nacido y se han desarrollado. ¿Es que acaso estos desahuciados sociales hubieran sido personas de bien si hubiesen nacido con dinero o con oportunidades?
También, Pasolini invita al espectador a cuestionarse su propia existencia a través de preguntas formuladas por Mamma Roma, que si bien son sencillas resultan importantes al momento de interpretar el filme, estas preguntas son tales como: ¿quién es el responsable de nuestras desgracias? o ¿hasta qué punto uno es el causante de su propio destino?
El comunismo y el catolicismo también están presentes y por supuesto, también son cuestionados. Mamma Roma quiere ver a Ettore feliz y triunfando en la vida, lo sobreprotege y no vislumbra a su hijo comulgando con ideas de comunistas adoctrinados, e incluso le previene de enrolarse en esos circulos. A pesar de estas precauciones, Ettore, un rebelde y desorientado adolescente, quiere valerse por si mismo aunque esto le lleve al desastre. Sumado a esto, el otrora "padrote" de Mamma Roma, Carmine (Franco Citti) aparece para cobrarle, no solo el dinero que le exige sino también su inocencia y su juventud perdidas a costa de ella.
La figura de Cristo está presente en la parte final del filme, ¿acaso Ettore es sacrificado para "lavar" los pecados de su madre? Pasolini evoca a su vez, el infierno de Dante y la Crucifixión para sellar el destino de Ettore y también responde a las preguntas antes formuladas por la misma Mamma Roma, eso si, abiertas a la libre interpretación del espectador.
En cuanto a la dirección, Pasolini nuevamente echa mano de la poesia, de la pintura y de la música para filmar lo que quiere transmitir, dejando claro que ser cineasta en su caso, no es mas que el resultado de ser y hacer otras cosas, y no al revés, ya que al no tener el veneno del cine, Pier Paolo filma con el instinto, con la mente del poeta y del intelectual que era: primeros planos, tomas fijas y planos secuencia, en los que se encuentra un bellísimo plano de más de cinco minutos de duración sin cortes en donde Anna Magnani suelta un monólogo con las luces de la ciudad de fondo o planos a lo chiaroscuro que van componiendo la obra como si se tratara de una pintura barroca.
Al respecto, Pasolini se mueve en áreas no solo del neorrealismo italiano, sino también del cine trascendental y del "slow cinema" para narrar la historia a través de escenas cotidianas, personas que caminan en lugares desolados, deshuesaderos o campos de tierra, sin cortes ni coberturas, esto le da al filme un aspecto contemplativo y reflexivo.
Finalmente, Pasolini escoge piezas barrocas de Vivaldi para acompañar la cinta, esto, desde mi punto de vista, no es coincidencia, y si una clara influencia de Bresson. Así pues, Pasolini ha labrado el camino para su siguiente filme: El Evangelio Según San Mateo, en donde se consolidaría como uno de los grandes maestros del cine de todos los tiempos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario