Este es un filme que
homenajea a Shakespeare y al teatro; es una parodia del cine de espías y
se mofa del nazismo de una manera elegante, mordaz e inteligente, un
cine de comedia negra que Lubitsch pudo hacer en tiempo real (la Segunda Guerra Mundial terminó oficialmente en 1945)
Sumamente
cuidada en el diseño, la iluminación y en el montaje, cuenta además con
un tremendo guion, que tiene una maquinaria tal cual reloj suizo:
ninguna escena sobra y ninguna escena falta, ya sin mencionar que goza
de un tremendo diálogo que no pierde el ritmo ni en una sola escena.
En
este sentido, en el diálogo se puede encontrar doble-sentido y
líneas sardónicas que derivan en un humor negro y ácido (pero nunca
cruel) del más alto calibre. Dado a esta combinación de escenas y
diálogo, la película nunca decae, algo que, en mi opinión, resulta
impresionante.
Por estas razones es que las comedias de
Lubitsch son divertidísimas y jamás caen en la bebería ni en el humor
simplista, al contrario, el director se las arregla para darle la vuelta
a una situación trivial y logra encontrarle una forma creativa y
divertida de resolverla, a estas situaciones se les ha llamado " The
Lubitsh Touch".
Para finalizar, Lubitsch es para mi, uno de los
grandes maestros de la historia del cine, y por supuesto del género de
la comedia. Sin embargo, y sin el afán de sonar condescendiente, me dan
pena las jóvenes (y a veces no tan jóvenes) audiencias que son incapaces
de sentarse a admirar y a descubrir las maravillas que hay detrás de un
filme como éste y de otros más en la filmografia de este gran director
alemán.
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